viernes, 31 de julio de 2015

LA LITERATURA CLÁSICA VASCA

En las siguientes líneas voy a tratar de resumir la literatura vasca que se escribió entre 1545 y 1876.

Pero para entender cómo nació todo, marchémonos a la Europa del siglo XVI; a los años del Humanismo, el Renacimiento italiano y las guerras de religión; a la época en la que Erasmo, Moro y Lutero clamaban por una nueva Iglesia y el protestantismo se extendía rápidamente por todo el continente. Fue entonces cuando se empezó a traducir la Biblia a las lenguas vernáculas y cuando fruto de ese aprecio por las lenguas patrias nacieron varias literaturas europeas, entre ellas, la vasca.

Fue en ese contexto en el que un párroco de Baja Navarra empezó a escribir en dialecto bajonavarro los quince poemas y el prólogo que se publicarían en Burdeos en 1545. Aquel libro se llamó Linguae Vasconum Primitiae y con él nació la literatura vasca. Uno de aquellos quince poemas decía: “euskara, euskara, ialgi hadi mundura” (¡euskara, sal al mundo!), pero los deseos del escritor no se cumplieron, ya que unos meses más tarde empezó la Contrarreforma y, con ella, la mezcla de religión y pecado que se recogía en el libro del sacerdote y que había sido muy común en la literatura hasta esa época empezó a estar mal vista, así que su obra fue rápidamente rechazada y no tuvo influencia en los escritores posteriores.

Kontrapas, de Bernart Etxepare, uno de los 
primeros poemas en vasco.
Musicalizado por Xabier Lete


Sautrela, de Bernart Etxepare, uno de los 
primeros poemas en vasco.
Musicalizado por Oskorri


Manuscrito de Lazarraga o Dianea & koplak.
Uno de los hitos más importantes de la literatura vasca
El siguiente hito de la literatura vasca, considerado como el nacimiento de la prosa en euskera, fue encontrado en 2004 por el documentalista Borja Aginagalde en manos de un anticuario de Madrid. Se trata de un manuscrito redactado entre 1564 y 1567 y entre sus ciento dos páginas se escondía una novela pastoril (1) y cuarenta y cinco poesías, nueve de ellas en castellano. Patri Urquizu la tituló Dianea eta koplak, porque imitaba a un libro escrito en español importantísimo para la literatura europea de aquel siglo, titulado Los siete libros de Diana, escrito por Jorge de Montemayor en 1559. El descubrimiento de Borja Aginagalde revolucionó las letras vascas, ya que este es uno de los poquísimos textos que se conservan en dialecto alavés, lo que supuso dos cosas: el descubrimiento de un texto fundamental para conocer este dialecto y que se tambalearan muchas de las ideas que se tenían sobre la literatura vasca hasta aquel momento.


Joannes Leizarraga fue el primer traductor al euskera de la Historia. Después de que en 1560 la reina de Navarra Juana III de Albret, hija de Enrique II, se convirtiera al protestantismo, se planteó la necesidad de evangelizar a la población en la nueva fe, y para ello era necesario traducir los textos a los idiomas hablados por la población: el euskera y el bretón. En lo que se refiere al euskera, tal labor le fue encomendada a Joannes Leizarraga. En 1571 publicó sus tres obras: Iesus Christ Jaunaren Testamentu Berria (Nuevo Testamento de Nuestro Señor Jesucristo), Kalendrera (Calendario o Almanaque) y Abc edo Christinoen instructionea (Abc o catecismo Cristiano). La crítica siempre ha señalado el increíble mérito de Leizarraga, ya que supo resolver perfectamente los dos retos que tenía por delante: por una parte tenía que llegar al mayor número de personas posibles, pero respetando la literalidad de los textos sagrados; por otra, no existía una lengua literaria común, por lo que él mismo tuvo que crearla, cosa que solventó usando el labortano coma base pero cogiendo elementos léxicos y morfológicos del bajonavarro y del suletino. Su labor unificadora del euskera proseguirá en el siglo XVII, aunque en otra dirección.

Durante el siglo XVII la literatura vasca conocería un florecimiento sin precedentes. A lo largo de la centuria se publicarían veinte obras nuevas y doce traducciones.

La inmensa mayoría de dichas obras, se publicaron en la zona costera de Iparralde, donde surgió un grupo de sacerdotes de sólida formación con unos objetivos y unos medios para conseguirlos muy similares, a los que la crítica ha bautizado con el nombre de Escuela de Sara. Estos escritores querían publicar obras ascéticas accesibles para el gran público que transmitieran los preceptos cristianos de una forma a la vez comprensible y amena. Todos ellos utilizaron el labortano.

Pedro Agerre Azpilikueta "Axular",
la figura más destacable de la Escuela de Sara
y uno de los más importantes autoresde la  literatura vasca
Axular es considerado el escritor más importante de la Escuela de Sara y uno de los más influyentes de toda la historia de la literatura vasca. Su única obra, Gero, fue publicada en Burdeos en 1643. Este libro vendría a ser una especie de espejo en el que se mirarían muchos autores a lo largo de los siglos, y ello a pesar de las modas cambiantes de cada época.


Pero además de la Escuela de Sara, hubo algunos autores suletinos cuya aportación a la literatura vasca del siglo XVII fue relevante. El más importante de ellos fue Arnaud Oihenart.

Arnaud Oihenart es el primer escritor laico de la historia de la literatura vasca. Entre sus obras tendríamos que destacar dos: Notitia utriusque Basconiae, tum ibericae, tum aquitanicae (Historia de los dos países Vascos, de los iberos y de Aquitania), escrita en latín y, sin duda, la historia del País Vasco más crítica y más fiable de las que se escribieron en la época; y Atsotitzak eta Neurriak (Refranes y poesías, 1657), que es una obra en dos partes bien diferenciadas: en la primera se recogen refranes antiguos, mientras que en la segunda el autor nos ofrece su propia obra poética, principalmente amorosa, en la que utilizaría una métrica renovada, culta y exacta, en la línea de la tradición europea del siglo XVI. A pesar de su importancia, su obra apenas tuvo repercusión literaria ni sus ideas contarían con el beneplácito social hasta finales del siglo XX.

Y así llegamos al siglo XVIII, que supuso un estancamiento, sino un retroceso del desarrollo de la literatura vasca. La pérdida de las colonias francesas de ultramar debido al tratado de Utrech y las consecuencias de la Revolución Francesa supusieron un duro revés económico para Iparralde; mientras que en Hegoalde, aunque se produce un despegue económico, se prohíbe la publicación de todo libro que no esté impreso en castellano y debido a la expulsión de los jesuitas de la Península en 1767, apenas quedan escritores en lengua vasca, pues la mayoría de los que había pertenecían a esa orden.

Manuel Larramendi fue la figura más destacable del panorama literario vasco del siglo XVIII debido a su brillante personalidad y a la diversidad de disciplinas y saberes que abarcó. Fue un gran impulsor y defensor de la lengua y la cultura vasca, aunque escribió y publicó todas sus obras en castellano. Defendió al euskera de todos los que lo insultaban y lo descalificaban y trató de encender entre las gentes de su tierra el aprecio por la propia lengua. Ha pasado a la Historia de la literatura vasca por su importante labor como gramático, que se verá reflejada en su libro El imposible vencido, y como lexicógrafo por la creación del Diccionario trilingüe vasco, castellano y latín (1745). En torno a él se reunió un importante grupo de escritores, entre los que podríamos destacar a Agustín Kardaberaz, Sebastián Mendiburu y Juan Antonio Ubillos, interesados en convertir al euskera en una lengua de cultura.

Busto en honor a Manuel Larramendi en Andoain (Gipuzkoa)

El siglo XVIII será, además, el que vea nacer el teatro culto, de la mano de dos escritores vasco españoles: Pedro Ignacio Barrutia y Xabier María Munibe, Conde de Peñaflorida.

Por último, para acabar este recorrido por las letras vascas, nos adentraremos, aunque sea brevemente, en el siglo XIX. Es el siglo de la abolición de los Fueros Vascos, de la Guerra de la Independencia, de la Constitución liberal de Cádiz y de la división de la sociedad en absolutistas y liberales. En resumen, el siglo XIX es el final del mundo que había existido hasta entonces y el inicio de las sociedades modernas. A este período histórico pertenecen: Peru Abarka, de Moguel, del que acontinuación hablaremos un poco más, los Discursos filosóficos de Astarloa y los viajes de Guillermo de Humboldt al País Vasco.

Peru Abarka, de Juan Antonio Moguel, es la obra en prosa más relevante de las letras vascas escritas hasta finales del siglo XIX. Es una obra escrita en forma dialogada y en dialecto vizcaíno. En la obra, escrita en 1802 pero no publicada hasta 1881, se ofrece una defensa de la tradición frente al empuje de la modernidad, que se ve reflejada en la conversión del protagonista más culto, Maisu Juan, a la sabiduría popular del otro protagonista, Peru Abarka. Es una obra de defensa y alabanza hacia el campesinado vizcaíno (y por extensión al vasco), el cristianismo y el euskera.

Portada de Peru Abarka, de Juan Antonio de Moguel,
la obra narrativa en euskera más importante hasta finales del siglo XIX

Por último, hay que señalar que la literatura vasca infantil como tal (antes existieron algunos catecismos para niños) nació en el siglo XIX, de la mano de Vicenta Moguel –sobrina del autor de Peru Abarka-, la primera mujer que escribió en esta lengua. Su obra, Ipui onak era la traducción al euskera de las fábulas de Esopo.




(1) Las novelas pastoriles fueron uno de los géneros narrativos más importantes del Renacimiento. En él se contaban las desventuras amorosas de unos pastores cultos e idealizados, que vivían rodeados de una naturaleza paradisiaca. 



BIBLIOGRAFÍA:

ALDEKOA, Iñaki (2004), Historia de la Literatura vasca, Donostia: Erein
EUSKAL IDAZLEEN ELKARTEA (2011) Breve historia de la literatura vascahttp://www.idazleak.eus/espanol/breve-historia-de-la-literatura-vasca/
LÓPEZ GASENI, José Manuel (2002), Historia de la literatura vasca, Madrid: Acento
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